jabon o detergente
21-12-2018

¿Jabón o detergente?


Hoy en día, está muy extendido hablar de “jabón” para referirse a cualquier producto de limpieza para la ropa, ya sea líquido, gel o polvo. Sin embargo, es importante ser consciente de las grandes diferencias existentes entre jabón y detergente. El jabón artesanal es un antiguo agente limpiador cuyos ingredientes principales proceden de material vegetal que, tras saponificación mediante un álcali, principalmente hidróxido sódico (sosa) o hidróxido potásico (potasa), generan jabón 100% biodegradable con excelentes propiedades para la limpieza de la ropa. Dependiendo del álcali utilizado, se pueden obtener formas jabonosas sólidas muy utilizadas para la limpieza a mano (jabón pastilla) o más fluidas. Éstas últimas pueden utilizarse como quitamanchas líquidos pero también como ingrediente en nuevos detergentes naturales que basan su poder limpiador en este jabón vegetal como materia activa de referencia.

A pesar de lo que muchas personas pueden pensar, el hecho de utilizar sosa o potasa en la composición de un jabón no lo hace peligroso o “no natural”, sino todo lo contrario. Es un compuesto indispensable en el jabón tradicional sin el cual no se produciría jabón de ninguna manera. Los ácidos grasos vegetales y el álcali (sosa y/o potasa) se transforman completamente y dejan de estar presentes en el resultado final para dar lugar a la sal de los ácidos grasos vegetales (jabón) junto a la glicerina vegetal, que tiene un gran poder humectante y que previene la degradación de los tejidos, entre otros. Los jabones que se dicen “sin sosa” están hechos a base de ingredientes sintéticos en su composición que sí perduran en el producto una vez fabricado (sodium laureth sulfate, disodium laureth sulfosuccinate, ammonium laureth sulphate, cocamide MEA, methylparaben, propylparaben, benzyl alcohol,…).

El detergente tal y como lo conocemos hoy empezó a popularizarse en la Segunda Guerra Mundial, debido a la escasez de grasas y aceites para producir jabones. Nuevos ingredientes químicos, los llamados tensioactivos, empezaron a sustituir los jabones tradicionales. Con este cambio se consiguieron resultados de limpieza similares y unos productos mucho más económicos y fáciles de producir, motivo por el cual los detergentes llegaron para quedarse a pesar de la posterior recuperación.

Estos nuevos componentes químicos de origen petroquímico (presentes en los primeros detergentes pero también en los actuales) generan una mayor huella ambiental en los ecosistemas. Los detergentes convencionales no son compatibles con el cuidado del medioambiente ni mucho menos están asociados con entornos saludables. A raíz de la aplicación del Reglamento (CE) Nº 1272/2008 a partir de junio de 2015 sobre clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas, ha sido notable la implicación del sector químico en reducir determinadas sustancias contaminantes en las fórmulas de sus productos, entre ellos los detergentes. A pesar de esto, es habitual que muchas marcas añadan ingredientes y aditivos en sus fórmulas que, aunque ayudan a mejorar la eficacia de sus productos, son todavía incompatibles con hábitos de vida saludables y ambientes 100% naturales. Entre ellos son cada vez más presentes las enzimas con coformulantes sintéticos derivados del boro, entre otros, pero también se mantienen algunos ingredientes de origen petroquímico en forma de tensoactivos, blanqueantes ópticos, aditivos y conservantes sintéticos, etc.

Un avance esperanzador de los últimos años ha sido la aparición en el mercado de nuevos detergentes ecológicos, cuya diferencia principal frente a los convencionales es el origen de los ingredientes. Los detergentes ecológicos apuestan por ingredientes de “química verde” cuyo origen no es petroquímico, incluso los más avanzados se obtienen de recursos vegetales o naturales no destinados a alimentación, como por ejemplo partes no comestibles como la cáscara del arroz, cortezas de frutos secos y cereales…
Entre la gran oferta actual de productos de limpieza, conviene optar por aquellas alternativas que son respetuosas con la salud pública y el medioambiente y que a su vez son eficaces, como es el caso de los productos basados en la jabonería natural y/o en detergentes ecológicos. Para identificar estas características hay que fijarse en el etiquetado y verificar:

1.- el aval de un sello de certificación ecológica.

2.- una composición transparente en la que se declare el % de ingredientes naturales y/o 100% de origen vegetal-natural.

3.- la ausencia de pictogramas de riesgo asociados a efectos sobre la salud y/o medio ambiente.

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